La vida es sencilla y el dinero la complica.

lunes

Primeros pasos hacia la cucaracha replicante

Las cucarachas, aparte de crujientes y feas, son uno de los bichejos más mutilados de la historia. Primero perdieron misteriosamente las dos patitas de atrás y ahora nos enteramos de que ingenieros japoneses les han arrancado antenas y alas para instalarles unos electrodos y microprocesadores.

El resultado es una cucaracha teledirigida, un coleóptero “cyborg” que lo mismo sirve para localizar víctimas bajo los escombros de un terremoto que para hacer espionaje. No queda claro si el resultado será un ser vivo con implantes o un robot biónico, si pisarla es matar o destrozar un bien público. Dicen que las cucarachas pueden vivir nueve días sin cabeza antes de morirse de hambre, con lo que ya puestos a hacer el Frankenstein, podrían usar bichos sin cabeza, antenas ni alas para instalarles toda la parafernalia y utilizarlos como armas secretas que se autodestruyen para no dejar pistas.

Yo, por mi parte, he encontrado una utilidad para la vida cotidiana. Voy a aportar un perro para que me le pongan el kit completo y le pediré a mi primo el informático que me instale un programa en el PC conectado al telefonillo para que teledirija al chucho y me evite el tener que bajarle a hacer sus necesidades. Además, le instalaré un termómetro para acertar plenamente con la ropa.

viernes

Para que luego nos quejemos de estrés

Un rápido post sobre una noticia que nos ha llamado la atención. Aparece en la edición digital de El Mundo y cuenta que para los delfines la capacidad para respirar no es un acto reflejo, con lo que mientras duermen, la mitad de su cerebro continúa, por así decirlo, despierto.

Debe ser una vida tremendamente estresante. Eso de estar medio dormido no debe de ser bueno. Por su interés, reproducimos el artículo:

AFP | ELMUNDO.ES

PARÍS | MADRID.- Quedarse despierto para seguir respirando o morir mientras duermen. Ése es el dilema diario al que se enfrentan los delfines para los que, a diferencia de los hombres, la respiración es un acto voluntario. Por eso han desarrollado un mecanismo de adaptación al medio oceánico que les permite que se duerma sólo la mitad de su cerebro, para seguir viviendo mientras descansan.

"Para los delfines, la respiración es un acto voluntario, no reflejo, como ocurre con los hombres. En medio del océano, una pérdida de conciencia -al dormir, por ejemplo- sería fatal para estos animales. Si no respiran, se mueren", señaló Jon Kershaw, responsable del acuario Marineland en Antibes, en la Costa Azul francesa.

Para poder "dormir permaneciendo al mismo tiempo despierto", el delfin 'apaga' uno de sus hemisferios cerebrales, mientras que la otra mitad del cerebro, que permanece despierta, ejerce el control sobre las funciones vitales, especialmente la respiración. Durante estos periodos de sueño "unihemisférico", los delfines ralentizan su metabolismo y el animal se queda prácticamente inmovil.

Los delfines dormidos se pueden ver a veces flotando en la superficie del mar, con un ojo abierto y una aleta que sobresale de la superficie del agua. Al rato, cambian de postura, 'desconectan' la otra mitad del cerebro y cierran el otro ojo.

Además de asegurar que se mantienen en marcha las funciones vitales, la mitad del cerebro que permanece activa durante el sueño puede mantener el rumbo del delfín y evitar que viaje a la deriva.

Este "sueño unilateral" ha podido ser estudiado en un laboratorio, donde los científicos lograron medir las ondas cerebrales -mucho más lentas- que se producían en el hemisferio cerebral 'dormido', mientras que el lado 'despierto' tenía una actividad cerebral mucho mayor. 20 minutos más tarde, el esquema se invertía.

De este modo, los delfines consiguen dormir unas ocho horas diarias, en tramos que duran entre varios minutos y dos horas.

Según un reciente estudio elaborado por neurobiólogos de la Universidad de California (UCLA), los jóvenes delfines que son capturados para vivir en cautividad permanecen despiertos las 24 horas del día las primeras semanas de su encierro, mientras que las madres les vigilan permanentemente para que no se duerman.

Judas era bueno

Después de la clausura del limbo por falta de licencia de funcionamiento, las altas instancias eclesiásticas han leído a Borges y han puesto en duda la maldad intrínseca de Judas Iscariote. Así, como Maquiavelo recomendaba al príncipe, el Vaticano admite que no hay que escatimar medios cuando el fin lo merece, y si el príncipe susodicho podía pasar a cuchillo a los nobles de una región, declarar la guerra o aplastar las libertades de sus súbditos, por qué un discípulo no puede traicionar a su maestro si con ello éste puede resucitar y demostrar su divinidad.

(Además, digamos que Judas demostró ser un gran negociador. Consiguió que los romanos le pagaran unos honorarios de 30 denarios, que es bastante más de lo que según la tradición recibieron los lugartenientes de Viriato por traidores y felones).

Así pues, lo malo se transforma en bueno, cosa que ya sabíamos teniendo en cuenta que las catástrofes naturales crean puestos de trabajo en el sector asegurador y que algunos pueden ser grandes filántropos gracias a todo lo que han especulado. Es decir, todo es relativo. Ni la Iglesia es infalible, sino que, siguiendo los modernos DAFO, ha transformado sabiamente a Judas de Amenaza en Oportunidad. Eso es optimismo y adaptación al cambio

Ahora vamos a ver si reescriben el relato del pecado original y explican a) ¿Por qué si la mujer es mala al hombre no se le considera bobo? y b) ¿A santo de qué probar el fruto del árbol de la sabiduría y apostar por la I+D es malo? Éste va a ser el próximo capítulo, lo presentimos.

Clonación... medio ambiente...



Así es cómo nos quedamos ante determinadas noticias y ante la pasividad general del respetable.

Foto: drp

Al pequeño ya le pega mi mujer

Sin ánimo de buscar una nominación (merecida, por supuesto) a los Perrier Awards, queremos hacer un brevísmo comentario al hilo de las declaraciones del primer ministro británico Tony Blair sobre cómo educó (¿y educa?) a tres de sus cuatro hijos a base de cachetes 'bienintencionados' y bofetadas 'sin malicia' (los entrecomillados son nuestros).

Para quien no se haya enterado, a Blair le cogieron por sorpresa el miércoles por la noche con una pregunta trampa en un informativo nocturno de la BBC en el que se hablaba sobre la nueva ley de protección al menor en el Reino Unido. Mientras Gabilondo se daba un baño de multitudes en Cuatro con una entrevista aburrida a un personaje sin interés (un tal Blázquez que no dijo nada que no hubiera dicho ya la Iglesia durante los últimos ¿5-6-7-8-9 siglos?), Blair reconocía en directo, con una media sonrisa, que había pegado, como un instrumento más de su educación, a sus tres hijos mayores (cachetes y alguna que otra bofetada, se sobreentendía), pero que no al pequeño, que no tiene más de dos o tres años (calculamos).

Tal y como lo dijo, nervioso, y muy cortado, parecía que la frase iba a haber continuado: "... al pequeño no, eh,... de eso ya se encarga mi mujer".

¿El fin justifica...?

Ayer nos desayunamos con la noticia de que en Sidney los seis países más contaminantes del mundo habían decidido que, como está feo lanzar CO2 a la atmósfera, van a cumplir con el Protocolo de Kioto fomentando la energía nuclear.

Hoy hemos decidido patentar una dieta de adelgazamiento exclusivamente a base de pastillas de menta, glutamato monosódico, colorantes y agua del grifo. Si es lícito utilizar las reacciones atómicas para evitar la emisión de gases contaminantes, a ver quién va a negar que con esa dieta no se vaya a perder peso.

(Y, no, para quien se lo pregunto, no vamos a sacar un libro aprovechando el tirón que seguro va a tener esta nueva dieta revolucionaria.)

Quiero un cerdo fosforito

(Va con un poco de retraso, pero entra dentro de la 'reválida navideña'.)

Queridos Reyes Magos:

Ya sé que este año llego un poco tarde, pero no quiero que ningún niño se me adelante y además así os doy tiempo a preparar mi regalo. Para el año que viene, quiero un cerdito como esos que han inventado en Taiwan que son fosforitos para ponerlo al lado de la cama y que no me dé miedo la oscuridad. Y también quiero que no huela mal, por eso os lo digo con tiempo, para que le pongáis genes de azahar y rosas, que son las flores que más me gustan. Es que, si no, mi madre no me va a dejar.

También quiero que sepáis que yo le querré mucho, porque seguro que a los gorrinos fosforitos que hay ahora sus compañeros cerdos les hacen el vacío porque son amarillos de día y por la noche brillan y fijo que les da miedo porque piensan que son como pequeños dráculas de granja. A mí me dan pena esos cochinitos porque como no tienen espejos en sus casas seguro que no se han visto y no entienden por qué los demás les rechazan. Y el papá cerdo pensará que no son hijos suyos y no les pasará la pensión y cuando la mamá cerda exija pruebas de ADN y vean genes de medusa se armará una muy gorda y todo el mundo la mirará mal a ella y peor a los cochinitos. Pero yo al mío le querré mucho.

Y ahora también se me ocurre que pongáis genes de medusa a los ciervos y a los bichos que viven sueltos en el campo, para que se les pueda ver por la noche si se cruzan en la carretera. Y también a los que viven en el zoo, para hacerles visitas por la noche, porque por las mañanas nos juntamos muchos colegios y vemos más niños que animales.

Y a mí me gustaría que no fueran todos los animales verdes y hubiera también rosas y amarillos y azules. Porque a un cerdito verde yo le voy a querer porque me imaginaré que es un cerdito marciano, pero reconoced que rosa fosforito sería más chulo. Ah, y lo que necesito también es un saco de pienso grande. Porque no sé si estos cerditos especiales comen bellotas transgénicas o vale una bellota normal o qué hay que darles.

Y también quiero saber si le puedo casar con una cerdita normal o tiene que ser también verde, y cómo saldrían los cerdititos. Por eso os pido que me mandéis también un manual de instrucciones, pero que sea claro, porque los manuales que traen los aparatos de alta tecnología dice mi padre que los traducen coreanos y los corrigen señores alemanes o rusos y por eso no se entienden y son un lío. Así que explicadme bien cómo tengo que cuidarlo para que no se me muera y crezca gordito y feliz. Pero que no crezca mucho porque no me cabe en la habitación (como los pisos son muy caros no tengo mucho sitio).

Bueno, y no me enrollo más, pero traedme el cerdito porque lo voy a querer mucho. Y os prometo que el año que viene les pongo leche con Omega 3 en un platito a los camellos para que cojan fuerzas.

Besos a los tres.

miércoles

Igualitos que el Sr. Patata (más conocido como Míster Potato)



Esta imagen la guardamos hace tiempo porque nos llamó la atención. Como se trataba (y sigue tratándose) de una publicidad de PS2, decidimos dejarla en el archivo para que cogiera polvo no fuera a tener efecto y alguien comprara una consola como un efecto perverso más del marketing viral.

Hoy, sin embargo, creemos que nos viene al pelo del último post. Si se descubre dónde guardamos las marcas en las cabezas... (La imagen no deja de ser una ironía incluso para PSP: ¿Quién controla a quién... la consola o el jugador?)

Las marcas, el cerebro y cómo nos venden la(s) moto(s)

Un reciente estudio acaba desvelar que las marcas que lanzan los anuncios (sea cual sea el soporte) quedan almacenados en una zona muy concreta de nuestros cerebros. Acabamos de leer esta historia en Newscientist.com y nos acaba de dar un escalofrío. Este descubrimiento, se explica en el artículo, nos acerca cada vez más a conocer cómo responden nuestros cerebros a los impulsos comerciales con los que nos bombardean a diario las empresas.

Y, decimos nosotros, ¿de verdad es necesario investigar en este campo? Que asociamos las cosas (dicho a lo basto), ya lo dejó clarito Paulov. ¿De verdad hay que ir en esa dirección? Mucho nos tememos el mal uso que se dará a esa investigación, porque, vamos a ver, ¿qué buen uso se le puede dar a esa investigación? ¿Se le ocurre a alguien?

El laboratorio donde se llevan a cabo estas investigaciones tiene un nombre que también da escalofríos: Human Reward Learning Laboratory. En fin.

sábado

Una fan de Elvis estafa 900.000 euros al ayuntamiento en el que trabajaba para comprar memorabilia

No sabemos si Elvis fingió su muerte ni, por tanto, si sigue vivo, escondido en alguna isla secreta, o en el sótano de alguna masión de alguna ciudad recóndita de estados unidos. Ahora bien, de lo que sí estamos seguros es de que sus fans, sí están vivos, pero que muy vivos.

El diario londinense The Times recoge hoy en su portada la historia de Julie Wall, una fan del cantante estadounidense que, aprovechando su condición de funcionaria en el departamento de recaudaciones del Ayuntamiento de Sleaford, en Linconshire, ha estafado 900.000 euros a las arcas municipales para comprar memorabilia relacionada con su ídolo pélvico. ¿Cómo? Se ocupaba de la contabilidad de las monedas de los parquímetros de la ciudad y un día sí, otro también, se iba guardando monedillas a la hora de hacer las cuentas de la recaudación del día... y así durante unos cuantos años.

La historia es curiosa, pero más curiosa es la pena. Todos los discos, CDs, DVDs, mechones de pelos, manuscritos, etc, etc, etc, que ha estado comprando esta mujer durante años... VOLVERÁN A SER SUBASTADOS. Qué duro para la fan. Seguro que ella preferiría una cadena perpetua antes de que esos objetos fueran a parar a manos de otras personas y no a una caja de un oscuro almacén de alguna institución pública.

El artículo es, además, estupendo:

"She repeatedly held back hundreds of pounds from each box and then exchanged the coins for notes used in other council transactions. Wall then hid the money in her handbag and walked out of the council offices at the end of the day. She was caught only after an audit showed that she had been taking up to £10,000 a month. When confronted with the discrepancies and suspended, Wall attempted suicide in a bed-and-breakfast in Skegness."

martes

Fumar o no fumar, pero sin demagogias

Con la entrada del nuevo año y toda la polémica que rodea a la nueva legislación antitabaco, hemos creído oportuno recuperar un estupendo artículo sobre el tema del economista Xabier Sala publicado hace unos meses en La Vanguardia. No tiene desperdicio. Adelantamos algunos extractos:

"Un argumento utilizado a favor de la prohibición es que el tabaco mata a millones de ciudadanos. Eso es cierto, pero también lo es que millones mueren anualmente conduciendo, esquiando o nadando. A algunos incluso les fulmina un rayo mientras pasean por el campo. Todos ellos saben que el riesgo existe y, sin embargo, deciden voluntariamente seguir practicando esas actividades… y a nadie se le ocurre pedir al congreso que prohíba o limite el uso del automóvil, el esquí, la natación o los paseos por el campo."

"Se nos señala también que los costes hospitalarios de los fumadores suponen una carga financiera para los demás. Este argumente carece de lógica económica porque si los consumidores de tabaco no fumaran, ¡también se morirían! Y yo me pregunto: ¿acaso no costaría dinero esa muerte? La pregunta es si los costes de tratar a los fumadores son mayores que los costes de “morirse por otras causas”. Sobre este tema hay diversos estudios (Manning en Estados Unidos, Raynauld y Vidal en Canadá, Rosa en Francia, entre otros) con resultados sorprendentes: perder la vida por culpa del humo tiende a ser más “barato” que morirse, más adelante, por otras razones. De hecho, una de las enfermedades más caras de tratar es el Alzheimer que en general no aqueja a los fumadores compulsivos porque, a la edad que éste tiende a aparecer, la mayoría ya han fallecido."

"Si a eso le añadimos que los fumadores tienen una esperanza de vida de unos 65años (justo al llegar a la jubilación) y que, por lo tanto, acaban cobrando pocas pensiones a pesar de cotizar toda la vida, llegamos a la conclusión que los fumadores no sólo no son un coste financiero neto sino que son una “ganga” para los no fumadores. La absurda ironía es que, si los activistas aplicaran correctamente la lógica económica, no sólo no deberían pedir la prohibición del tabaco sino que ¡deberían incentivar su consumo!"


Por cierto, ninguno de nosotros (al igual que el autor del artículo) fuma, ni nos gustan los ambientes con humo, ni que huela nuestra ropa tras tomar un trozo de tarta y un café en una cafetería, pero suscribimos sus conclusiones al 100%.