Se trata de una historia que leí hace un par de semanas en The New York Times a la que he estado dando vueltas. Resumo: Resulta que un profesor de la Universidad de Miami, un tal Thomas R. Robinson, recibe una llamada de una empresa británica de ¿seguimiento y trazabilidad? de ADN a la que le había pedido que analizaran su cromosoma Y en la que le dicen que es uno de los descendientes vivos de Genghis Khan. Como no podía ser de otra manera en Estados Unidos, la noticia se extendió como la pólvora entre televisiones, radios y periódicos. ¡Una productora de cine incluso se interesó en los derechos y le propuso al bueno de Thomas que viajara a Mongolia para investigar su árbol genealógico!
Afortunadamente para la moraleja de la historia, el señor Robinson prefirió asegurarse pidiendo una segunda opinión a una compañía estadounidense, Family Tree DNA, de Houston, a la que pidió que hiciera un nuevo estudio. El resultado fue negativo: Con Genghis Khan sólo compartía el blanco de los ojos.
Todo esto nos lleva a dos reflexiones:
1. ¿A ti qué más te da saber si eres familia lejana de Khan o de cualquier otro personaje?
2. ¿Cómo sabes que las empresas de ADN no te están tomando el pelo? (A ver cómo compruebas los resultados.)
La primera pregunta es de carácter estrictamente personal. Además, puede no interesarte estar emparentado con Khan, pero sí con Henry W. Weely, que inventó la tostadora eléctrica. La segunda pregunta tiene más enjundia. Los expertos de la empresa británica tampoco es que tomaran el pelo a Robinson (creemos). Según cuenta el NYT, "la discrepancia se produjo ya que sólo tuvieron en cuenta y analizaron siete puntos en los que coincidían, aquellos que mutan más a menudo a lo largo de varias generaciones". Vale, aceptamos pulpo como animal de compañía. Pero, como se pregunta en su blog Stephen J. Dubner, co-autor de Freakonomics... ¿quién puede comprobar los resultados de estos laboratorios?
If I’m running an ancestral DNA company like Oxford Ancestors, it’s pretty easy to tell any customer that he is related to some warlord or artist or athlete even if he’s not, and the odds of him ever finding out—unless I have the misfortune to claim he’s related to someone really famous, and goes to the trouble of getting a second opinion—is quite rare.
A Dubner le falta un matiz: lo mismo puede pasar con la otra compañía. En este caso tenía más que ganar refutando el anterior resultado... ¿no? Qué lío.
1 comentario:
Menudos linces los de la productora, teniendo en cuenta que, según parece, en el mundo hay 16 millones de hombres que son descendientes de Gengis Khan. Si cada uno de nosotros tenemos dos antepasados en la generación anterior, cuatro en la precedente, ocho en la siguiente y así, este hombre será descendiente de Gengis Khan, su lechero, el ama de llaves, el mozo del establo, su recaudador de impuestos y tropecientos más, con lo que el porcentaje de ADN papá Gengis, como que será escasito y estará más repartido que el huevo en la casa del pobre. Y, a su vez, Gengis habrá tenido x hijos, muchos más nietos, un montón de bisnietos e incontables tataranietos. Vamos, que para ponerse a buscar a la parentela.
Otra cosa es que el buen hombre este fuera primogénito del primogénito del primogénito... de Gengis Khan, pero me da que eso es más difícil de demostrar... Si es que estos americanos no saben qué hacer para vender pelis...
Publicar un comentario