La vida es sencilla y el dinero la complica.

viernes

Menús del día

El menú del día es uno de los grandes inventos de la humanidad que no están patentados... todavía. En general, el menú del día se caracteriza por:

a) Ofrecer lo mismo que la carta del mismo establecimiento pero más rebajado, o sea, engañarte si no vas cuando ellos quieren.
b) Provocar indigestión por reutilización masiva de aceites.
c) Considerar que en un barrio de oficinas los que degustan el menú son obreros de la construcción que necesitan 4.000 calorías diarias y que van al restaurante de traje para despistar, lo que les permite servir raciones excesivas y cobrar 12 euros por cabeza.

Cierto es que el menú del día representa todo un progreso frente al plato combinado, ese subproducto de freidora que por el precio de una entrada de cine incluye croquetas congeladas, patatas fritas, cinta de lomo transparente y huevos con puntilla. Pero su calidad es muy variable. Entre los menús, es preciso distinguir entre dos polos: los fashion-étnicos y los caseros, que a su vez se subdividen en a) al estilo de la comida de mamá y b) aquellos que da vergüenza presentar en público. Un ejemplo de estos últimos sería:

Primer plato
Ensalada mixta (=de dos ingredientes)
Espárragos con mayonesa (de bote)
Macarrones con tomate (ídem)
Sopa de fideos (=agua al Avecrem)

Segundo plato
Merluza rebozada (quien dice merluza dice fletán o rosada)
Filete con patatas (recalentadas)
Croquetas caseras (de la casa Findus)
Lomo a la plancha (con un curioso sabor a grasa)

Postre
Flan de la casa (de la casa Dhul pero sin tarrina)
Fruta del tiempo (invariablemente, naranja, plátano o pera, y puntos suspensivos como indicando que tienen de todo)
Café (ya se ocupan ellos de tardar en prepararlo para obligar a pagar el menú completo pero sin catarlo)

Esto ocurre cinco días a la semana, con total impunidad y a la vista de todo el mundo, para desesperación de curritos y dietistas. Se impone, por tanto, un inspector de menús, una auditoría que valore la calidad, variedad, fineza de ejecución y valor nutricional del menú del día. Un ángel que vele por el bienestar del ciudadano. Una inspección de trabajo que defienda la salud de los trabajadores. Una garantía de que el trabajo del cocinero, un profesional, superará al nuestro en casita.

Defendamos el menú del día, pero el menú de calidad.

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