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miércoles

Las manos, la fisura de Rolando y las caras de muerto

Francisco Rodríguez Acatl es quiromago, doctor en Filosofía, sociología y psicología (parece hasta consecuente que haya terminado como quiromago). Hoy le entrevistan en La Contra de La Vanguardia. Esta promocionando un libro que acaba de escribir (hmmmmm... ¿deberíamos sospechar?). En principio, tanto yo como el otro 50% de CQNHO somos bastantes escépticos (sin ‘x’) en general, pero debo decir que la entrevista me ha impresionado.

Acatl cuenta que en la palma de la mano hay miles de terminaciones corticales conectadas a los surcos centrales del cerebro, junto a una zona llamada ‘fisura de Rolando’ (que no de Ronaldo... que bastante tiene ya con hacer la cucaracha), con lo que existe una conexión, por pequeña que sea (ahí entran las convicciones de cada cual... que no haya estudiado medicina y se crea lo que lee en un periódico que dice un quiromago), entre la mano y el cerebro.

Resulta que hace unos años, en octubre de 2001, la revista Nature publicaba el caso de un paciente al que se le injertaron las manos de un cadáver después de perderlas en un accidente de coche. En él se contaba que la operación fue en éxito y que, “al cabo de poco tiempo, ¡las líneas de esas manos habían cambiado!”. Increíble, pero ¿será verdad?

El caso es que después de leer esto me he mirado las manos, me he fijado en las líneas, y me he parecido ver que habían cambiado. A lo mejor es verdad lo que dice. Pero tampoco hago mucho caso.

El otro 50% de CQNHO, menos impresionable, comenta:

No me creo que cambien las líneas de la mano aunque lo diga Nature. Por esa regla de tres, si te hacen un trasplante de cara de un muerto (cosa que, como habrás leído también, es factible) y resulta que el difunto era un cascarrabias y tú eres una bellísima persona, se te borrarían las arrugas del ceño y te saldrían unas nuevas a ambos lados de la sonrisa.

Disclaimer: Ahora bien, aunque impactado por la entrevista, el libro no pienso comprarlo ni harto de vino, con el mismo dinero que cuesta, es mucho más útil utilizar las palmas de las manos para coger de una estantería de una librería una edición de bolsillo de cualquier novela de P. G. Wodehouse o de Quim Monzó.

1 comentario:

Daniela dijo...

Por que no pruebas que alguien te lea la mano y compruebes lo que te diga...?