"Una lengua es más que cualquier objeto. A una lengua no se le puede colgar una etiqueta con un precio."
"Una lengua son muchas cosas: la seña de identidad de un pueblo, el reflejo de una estructura mental y, también, la punta de lanza de un poder económico."
Las citas son del periodista canadiense Mark Abley, que acaba de publicar el libro Aquí se habla (traducción de Esther de Arpe y Carlos Fortea. RBA, 2005. 381 páginas), un reportaje que hace un recorrido por las lenguas que están amenazadas en todo el mundo.
Aunque la cosa está bastante negra, todavía se atisba algo de luz al final del túnel. Mientras que todo apunta a que dentro de dos generaciones desaparezcan en torno a 6.000 lenguas que todavía hoy se hablan en el mundo, hay algunos ejemplos de ‘resistencia lingüística’: el hebreo; el feroés, del archipiélago de las Feroe, que hace 200 años hablaban 5.000 personas y hoy unas 50.000, y el hixkaryana, que se habla en unas islas al norte de Brasil.
La conclusión de Abley es escalofriante: "Durante las dos próximas generaciones, la mayor parte de las 6.000 lenguas que aún se hablan en el mundo desaparecerán debido, en parte, al avance del inglés".
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