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miércoles

La (dudosa) suerte del koala

Dejémonos de los dinosaurios, que ya no están entre nosotros.

En toda Australia quedan 100.000 koalas, una cifra menor que habitantes tiene la ciudad de Badajoz para un territorio que es quince veces España. Desde que llegaron los primeros europeos, el 80% de su hábitat se ha destruido y de lo restante, casi nada está protegido. Porque hay que decir que, aunque el koala goza de protección, ni su alimento ni su vivienda la tienen.

Muchos mueren al año por ataques de perros o atropellados. Otros se encuentran con que no tienen qué comer. Esto es lo que sucederá en la isla Canguro (Australia del Sur) a corto plazo, y por eso esta semana se ha sabido que las autoridades esterilizarán a 8.000 animales en los próximos cuatro años. No es la primera vez que se esterilizan koalas masivamente. Hay quien piensa que el número de estos animales puede duplicarse cada lustro y eso originaría hambrunas. El coste de la campaña son tres millones de dólares, mucho más caro que sacrificarlos, que es lo que se hace habitualmente con los canguros.

Matar un bicho “apeluchado” y tranquilote ni es agradable ni es políticamente correcto, y seguramente por eso se toman tantas molestias. Pero lo cierto es que los koalas se alimentan de eucalipto, que es una especie de rápido crecimiento, y viven la vida en paz. La existencia del koala es bastante epicúrea. Tiene una cría al año –que es del tamaño de una judía cuando nace– duerme unas 20 horas al día y utiliza los dos pulgares que tiene en la mano para agarrarse a los árboles y comer durante el tiempo que está despierto. No tenemos constancia de que se altere y ataque a otros animales.

El problema es que no se debería haber llegado a esta encrucijada. La esterilización no es la solución al exceso de población (¿lo es en el caso humano?); la clave es que se respete el espacio natural del koala, que lleva toda la vida vagando por Australia y lo único que necesita son bosques frondosos y tranquilidad. Hacer las cosas mal al final es más caro y más doloroso y cosecha sus víctimas. Con todo, "ser guapo" (según las coordenadas del mundo animal) cuenta mucho para salir adelante, y el koala (al menos en eso) es afortunado.

El último informe de Millennium Ecosystem Assessment afirma que los caladeros de peces han disminuido en un 90% desde el comienzo de la pesca industrial y que están en peligro de extinción un tercio de todos los anfibios, más de un quinto de los mamíferos y una cuarta parte de las coníferas. Esos, los pobres, no tienen quien les quiera.

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